viernes, 17 de julio de 2015

¿CÓMO LA EXPERIENCIA PROVOCA APRENDIZAJE Y MODIFICA EL CEREBRO?


Cualquier estímulo que provenga de las diversas experiencias que vive una persona (ya sea resolver problemas de matemáticas, atrapar una pelota o sentir emociones en una obra de teatro), está siendo transformando en el cerebro en señales neuronales y creando patrones eléctricos y químicos. De este modo, cada pensamiento, acción o percepción – con una determinada frecuencia, intensidad y duración – estimulará distintos conjuntos de neuronas en el cerebro, provocando una cascada de cambios en las redes neuronales de una serie de circuitos hasta consolidarse en aprendizaje.



Cuando la experiencia la repetimos varias veces, activamos los mismos circuitos nerviosos y los fortalecemos. De este modo, el aprendizaje se va consolidando hasta el punto de ejercer influencia a nivel molecular, permitiendo una mayor eficiencia del circuito y codificando la experiencia o comportamiento en la memoria de largo plazo. Varias son las estructuras involucradas en esta tarea, como por ejemplo, la corteza prefrontal que participará de las funciones como el razonamiento y la planificación. Otras estructuras como el hipocampo y la amígdala –ubicadas en el lóbulo temporal- participarán de funciones como la memoria y habilidades emocionales. Estas estructuras están conectadas con la corteza a través de elaboradas rutas de circuitos neuronales. No podemos hablar de un único centro para el aprendizaje, la memoria o el lenguaje, ya que muchos circuitos en red trabajan de forma integrada.

El cerebro está en un estado de continua actividad a lo largo de nuestra vida, es decir, tiene varios sistemas activados y realiza conexiones para responder al ambiente interno del organismo y al ambiente externo, organizando respuestas en forma de pensamientos, lenguaje y conductas. A medida que aprendemos, el cerebro se adapta para utilizar de la mejor manera posible la nueva información almacenada. En este sentido las experiencias y la intensidad de las mismas, van cambiando físicamente y funcionalmente nuestro cerebro gracias a esta increíble capacidad que posee de modelarse para aprender, adaptarse y responder al entorno, la cual denominamos plasticidad cerebral.



La neuroplasticidad entonces, es una propiedad del sistema nervioso que nos indica que cambia dinámicamente en respuesta a la estimulación (sensorial, cognitiva, emocional, física, social). En este proceso, las neuronas consiguen aumentar sus conexiones con otras neuronas de forma estable, como consecuencia de la experiencia.

Cuando se produce un aprendizaje, a menudo podemos observar cambios asociados a la función biológica. Como afirma P. Howard-Jones (2010), el aprendizaje va acompañado de un cambio de los patrones de actividad en las redes cerebrales y no de un incremento o disminución de una única región. Por ejemplo, al realizar una serie de multiplicaciones, al principio, éstas activan las regiones prefrontales relacionadas con la memoria de trabajo; sin embargo, una vez ejecutada la tarea repetidas veces, el rendimiento mejora y las regiones posteriores incrementan su actividad.

Las experiencias de aprendizaje y de enseñanza en el contexto educativo formal o no formal, también son insumos esenciales para el desarrollo del cerebro. Cabe al educador planificar experiencias de calidad, con la frecuencia, duración, intensidad y oportunidades adecuadas, pensando que lo que está haciendo dejará una huella que podrá ser indeleble en el desarrollo de un ser humano.

*Información extraída del libro: Brainbox by Cerebrum. Tomo III. FUNCIONES CEREBRALES QUE NOS HACEN DIFERENTES. Página 8.

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